"Humm, me parece que los estás perdonando", seguí pensando. "Bueno al fin y al cabo aquel equipo no es el mismo ya", me justifiqué. Quizás es bueno tener un segundo equipo, por si el favorito falla al menos tener consuelo en el cual refugiarse. En la liga cubana de baseball lo tenías, aquí puedes hacer lo mismo. Mientras no jueguen con Argentina o Cuba, que esta última no parece vaya a estar en la cima en los próximos tiempos... Al fin y al cabo es bueno reconocer que juegan bien. En esta limpieza de asperezas quizá influyó una entrevista "Dos héroes alemanes", al entrenador Joachim Löw junto a Udo Lindenberg(cantante insignia) -la primera leída y entendida-completamente en alemán. Si pierden -me empezó a doler pensar en la posibilidad que perdieran- al menos te consuelas de que ellos tienen algunos problemas resueltos que millones de personas no tienen en el planeta.
Foto fija del último penalty |
Así en estos pensamientos llegó el esperado gol final, en las piernas de un jovenzuelo, que le dio la victoria a los teutones. El gol, además, sacó el rencor añejo de mi corazón. Sentí esa brisa fresca que me inunda cuando siento que un episodio doloroso no me afecta. Perdonados, aunque no olvidado.
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