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viernes, 23 de diciembre de 2016

Cubanas: Valorando una buena yuca

- Mi vieja, usté la'jecha a "jervir" le "jecha" un poquito de sal, las tapa... y "corra que se'esbaratan".

Las  yucas que le compró mi abuela Beba a aquel vendedor ambulante jamás se ablandaron. Mi familia ganó, sin embargo, una frase para valorar la calidad de las yucas.

- Son de las de "corra que se'esbaratan"?

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Berlinesas: Amables supervivencias

Hecho extraordinario en Berlín: El conductor del tranvía (Straßenbahn) abrió las puertas,  ya cerradas y puesta la luz roja parpadeante,  a unos que venían corriendo. Un cubano diría "no le abren ni a su madre una vez que el  flash indica la salida". Y yo casi pierdo el cambio al S-Bahn en la otra parada buscando todavía una explicación lógica. Conductor amable o alma ocasionalmente reblandecida?


Ha salido el sol con una temperatura de -1 y una sensación de -7. Puro engaño de invierno europeo para mi mente tropical. En la radio anuncian que no habrá nieve en navidad. Entre la multitud que baja ahora acelerada del S-Bahn dos palomas picotean buscándose la vida.

-  Qué lindas son -  dijeron a mi lado en perfecto español.

 "Están alegres y las plumitas erizadas les forman un remolino en el pecho", noté.

Berlin 21.12.2016

PD: Contaré lo bello, lo sencillo...
pura expresión de libertad y sentimientos.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Oh nein! Deutschland: deuda con la compota de manzana



Los que disfrutamos la niñez bajo el abrigo del campo socialista teníamos entre los más controvertidos alimentos las compotas de manzana que llegaban desde la URSS por toneladas. Unos las odiaban por ser tan ácidas y otros con una felicidad infinita, como era mi caso,  las terciábamos con agua helada y azúcar para disfrutar una refrescante bebida tropicalizada.




Compota de manzana de la región de Brandenburgo


Con la caída del muro desaparecieron de cuajo los productos enviados por los hermanos socialistas, y entre los primeros ausentes mis bien-amadas compotas de manzana. En los años que siguieron conformaban la lista de las añoranzas de los cubanos cuando se reunían en los apagones a hablar de los tiempos de bonanza. No  es de extrañar que 25 años después, aún con el jet lag por el cambio de uso horario  las buscara casi con desesperación  en un abarrotado mercado alemán, diccionario en mano, por supuesto.

Apfelmus: compota o puré de manzana. Al descubrirlo mi corazón se aceleró y volé del mercado a la casa para chocar con aquel sabor tantos años ausentes. Con cierta decepción constaté que no era tan ácido como la versión rusa, pero bueno, del lobo unos cuantos pelos. Ahí lo tenía. Lo tomaba hecho refresco o puro a cualquier hora y con cualquier motivo.  Semana tras semana durante unos 7 meses estuvo en nuestra compra cual constante matemática. No recuerdo el día que le levanté una ceja para decirle que lo iba a dejar descansar un poco. “Hasta el Apfelmus cansa”, diría el poeta. Y yo digo: “Deuda saldada”.