Expendedor automático de sellos(Briefmarkenautomat) |
Me ayudó la solidaridad alemana pues un retirado(Retner) que pasó por allí con su carrito de compras intentó ayudarme. Fue a un taller automotriz del frente y pidió una pinza. Tarea infructuosa, aquello inamovible. Luego localizamos en Internet el número de Deutsche Post y nos dieron la infeliz noticia que demoraban alrededor de cuatro horas en venir pues eso es un servicio centralizado para toda la ciudad. Hasta la 1:00 pm(aún faltaba para las 9:00 am) no vendrían. Agradecí al Retner su ayuda y luego descubriríamos que éramos vecinos pues nos encontramos de vez en cuando en el parque cercano. El correo abrió a las 9 y yo tenía la esperanza de que ellos pudieran hacer algo, pero no.
El asunto se complicaba pues yo tenía una cita(Termin), por lo cual no me podía quedar vigilante de mi tarjeta las cuanto horas. Con mucha humildad y usando lo mejor que pude la formalidad alemana(Bitte, Können Sie...Por favor, podría Ud...) le pedí al empleado de Deutsche Post que le pusiera un cartel al Briefmarkenautomat que impidiera que alguien pudiera coger mi tarjeta. Y el muy cuadrado descaradamente me dijo que no. Le pregunté que si él tomaba la responsabilidad(casualmente me había aprendido esa palabra el día antes Veranwortung y ahí la consolidé). Y el muy degenerado me dijo que no. Ya sin otro recurso que meterle un escándalo cubano en alemán a aquel tipo me viré hacia la cola y con la rabia contenida y llanto de no saber qué carajos hacer lancé un discurso ablanda fibras pero con volumen solariego en mi mal alemán. «Yo no conozco a nadie en esta ciudad, y me pregunto si es posible(möglisch) que nadie me pueda ayudar, es mi dinero(Geld) y no puedo dejar todo mi dinero ahí para que alguien lo coja». Un asustado colega del irresponsable lanzó un «Warte mal!» (Espere) en lo que buscó una precinta oscura y un plumón permanente con el que selló el orificio donde estaba atrapada mi tarjeta y advertía que el equipo estaba fuera de servicio.
Cuatro horas más tarde, cuando pasé a buscar la tarjeta, el irresponsable era toda una ovejita sosegada que hasta se disculpó (Entschuldigen Sie bitte), y me exoneró de enseñar el pasaporte a la colega que me lo pedía para devolverme la tarjeta. No digo yo si me iba a recordar.
Genial tu historia de la que ya puedes escribir/hablar por el tiempo transcurrido. Supongo que el trauma te tuvo atragantada por meses. Pobrecita mia!.... Comparto que me sucedió similar en Lourdes -pueblito francés- por donde estuve en 2015, pero solo de paso por dos días: Un cajero automático en la entrada del banco del pueblo se tragó mi tarjeta de crédito y todo fue el caos para mí en esos minutos... Ni la gerente del banco podía ayudarme (ni tampoco bloquearon el equipo) ni la empresa de ATM iba a ir hasta 3 días despues a sacar y reponer dinero y yo me iba a España al siguiente dia. ¿Qué te parece??? Solución llamar urgente a mi hija en Panamá para que la cancelara (el banco sabía yo que estaba de viaje), solicitara una nueva y entre tanto quedarme viviendo con dinero prestado hasta regresar y retirar la nueva- Al llegar devolver los préstamos y empezar a reír del "Desarrollo europeo".... Este tipo de cajero de Lourdes ya no se usa en Panamá que va a la par con USA. Similares sustos el tuyo y el mío!!!!
ResponderBorrarEse caso está aún más difícil, sí que definitivamente no están todos los fallos cubiertos.
ResponderBorrarPues en Miami todavía funcionaban esos cajeros que se comen las tarjetas, así que el tal tecnológico USA, tampoco lo es tanto!!
ResponderBorrarsí Mónica, es una idea que nos hacemos de que fuera de Cuba todo es perfecto, los cajeros al tener software...ya sabemos bien nosotras que falla el soft jajaja. Gracias por el comentario
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