Hecho extraordinario en Berlín: El conductor del tranvía
(Straßenbahn) abrió las puertas, ya cerradas y puesta la luz roja
parpadeante, a unos que venían corriendo. Un cubano diría "no le abren
ni a su madre una vez que el flash indica la salida". Y yo casi pierdo
el cambio al S-Bahn en la otra parada buscando todavía una explicación lógica.
Conductor amable o alma ocasionalmente reblandecida?
- Qué lindas son - dijeron a mi lado en perfecto español.
"Están alegres y las plumitas erizadas les forman un remolino en el pecho", noté.
Berlin 21.12.2016
PD: Contaré lo bello, lo sencillo...
pura expresión de libertad y sentimientos.
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