El profe Velázquez había estado en Angola y tenía mucha experiencia de vida con las cuales apoyar sus charlas. En sus anécdotas se podía ver el trasfondo de una vida que no había sido precisamente un camino alfombrado, pero siempre había una mucha energía vital, chistes y bromas en sus palabras. Mucho tiempo después la biblia me explicó el poder de las palabras que salen de tu boca: vida o muerte. Pensando retrospectivamente, el profe era de esas personas que intentan poner alegría a tu día, prender tus luces y dejar claro el mensaje de sentir felicidad bajo cualquier circunstancia.
La mejor lección que nos dio el profe no fue sin embargo en el aula. Cuando le encontrabas en alguno de los pasillos de la CUJAE. "Profe, como está?", le preguntábamos. Invariablemente respondía: "Felizzzzzzzzzzzzz" y su rostro, muy arrugado, se iluminaba mientras estiraba la Z. Hace algunos años alguien me dijo que el profe había muerto. Hay seres que jamás mueren, pensé. Y recordé la huella felizzzzzzzzz que dejó en los que lo conocimos.
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*Universidad Tecnológica de La Habana